ACTITUD AZUL

Tras el triunfo popular en las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo comienza a verse la autentica cara de la derecha (no confundir con el tintorro party), que se siente ganadora de las generales y muestra sus ansias de poder sin tapujos.

Los pretendidamente moderados de La Razón y ABC compiten en adular al indolente Rajoy y en exigir elecciones anticipadas. Ambos confían a las elecciones su viabilidad económica. En el caso de Vocento, el riesgo de OPA hostil es inminente. El director de La Razón, Francisco Marhuenda, combina en sus soflamas antisocialistas el deseo por volver a ocupar cargos, ya lo hizo con Rajoy, con la necesidad de mejorar los ingresos institucionales del periódico.

La victima de los ataques de la caverna, incluido el tintorro party, es Rubalcaba, a quien se le reclama la dimisión de los cargos en el gobierno tras su proclamación como candidato socialista. Como no existen incompatibilidades institucionales se recurre a poner en duda su capacidad para atender la condición de candidato y la de gobierno.

Tal argumento podría ser válido si lo aplicaran indiscriminadamente, pero no es así y exigen para la izquierda lo que no hacen para la derecha. En el PP hay multitud de ejemplos de duplicidad de cargos públicos o de combinación de la gestión pública con la actividad lucrativa privada.

Para los manchegos es muy fácil poner ejemplos a Marhuenda y compañía, y, aunque no servirá de nada, les ofrecemos la siguiente lista (tenemos muchos más):

·         Maria Dolores Cospedal: Secretaria General del PP, Presidenta electa de Castilla La Mancha, Senadora por designación territorial, Presidenta del PP de CLM.

·         Carlos Cotillas: Alcalde de Tomelloso y Diputado por Ciudad Real.

·         Rosa Romero: Alcaldesa de Ciudad Real y Diputada autonómica por Ciudad Real.

El trasfondo real de la campaña anti-Rubalcaba es el miedo a una hipotética derrota electoral de la derecha, y que los españoles comparen la capacidad de trabajo del Vicepresidente y Ministro del Interior con la indolencia de Rajoy y su afición a echarse a un lado cuando toca trabajar.