sábado, 15 de octubre de 2011

EL DIA A DIA DE UN MILITANTE SOCIALISTA: CARTA ABIERTA A GONZÁLEZ PONS


Sostiene Esteban González Pons que aquí lo que sobran son políticos. Es decir, se suma a la corriente genovesa que va ganando adeptos y que trata de aprovechar la crisis económica para, de paso, cuestionar la labor que desempeñan en los diferentes niveles de las administraciones públicas, en los parlamentos autonómicos y en las Cortes Generales los que él despectivamente considera políticos.

Al margen de la dosis de esquizofrenia que supone descalificar la labor a la cual usted viene dedicándose durante los últimos 20 años, su tesis no es novedosa ni original. Solo hay que darse una vuelta por la reciente historia de España para  comprobar que los abuelos de quienes hoy defendéis esas tesis la practicaron hasta la saciedad y con una crueldad acreditada. En algunos casos no tuvieron reparo moral en llenar las cunetas de políticos abandonados con un tiro en la nuca,  en otros casos les sustituyeron por burócratas de alto standing y entusiastas corruptos bajo la tutela de la dictadura entonces imperante.

En realidad, este es un anatema que lleváis en la sangre y en vuestro ADN. Mezcláis todo lo mezclable para que al final lo que denomináis despectivamente políticos, sean asimilados, en el imaginario colectivo, a los que durante 40 años fueron calificados por el franquismo de politicastros, inútiles y sinvergüenzas. Esa es realmente su escuela señor González Pons.

Es un juego extremadamente peligroso hacia donde usted y su partido quieren llevar el debate. Es tentador y lo saben, encontrar salidas rápidas al descontento y al desconcierto. Mientras que se hable de los políticos menos se hablara de las responsabilidades, por ejemplo, que tienen en esta crisis los desconocidos gestores de las entidades financieras. Cuanto más y peor se hable de los políticos más valor adquieren en el mercado sus potenciales sustitutos. Es decir, los tecnócratas que generación tras generación se dan el relevo en la gestión del aparato estatal.

La última propuesta de reducir el número de diputados hay que enmarcarla en ese ambiente de puja para ver quien demuestra ser más original y atrevido a la hora de demonizar a los que se dedican a la cosa pública. Esa herencia divina a la que ustedes no están dispuestos a renunciar en ninguna circunstancia.

Pero volvamos a usted, señor González Pons. Le invito a imaginar que hubiera sido de usted si entrara en el cupo de los políticos a suprimir, y si a consecuencia de ello, se hubiera dedicado, por ejemplo,  a trabajar como monologuista en el Club de la Comedia.

De haber sido así, usted no habría sido consejero y cómplice de un gobierno regional presidido por un presunto delincuente llamado Francisco Camps. En segundo lugar, no habría podido adjudicar licencias de TDT mediante procedimientos sospechosamente contaminados a empresarios amigos y a asimilados. Tampoco su nombre aparecería en primera persona en el sumario Gürtel, ni habría podido influir en recalificaciones de terrenos rústicos de familiares suyos y que gracias a ello han visto multiplicar su valor. Su ocupación de monologuista nos habría evitado tener que escuchar sus insultos y descalificaciones a los miembros del Tribunal Constitucional, a los fiscales, a los jueces, a la policía y a todos aquellos colectivos que por hacer su trabajo dejan en pésimo lugar las artimañas que practican sus amiguitos del alma. Por suerte, nos hubiéramos perdido sus gracias, chascarrillos y ocurrencias que a menudo rozan el ridículo y provocan vergüenza ajena, como cuando ha tenido la desfachatez de prometer la creación de tres millones y medio de puestos de trabajo. Después usted lo estropeo asegurando que era solo una intención y acusando de malos españoles a quienes no lo intentaran. Por último, señor Pons, los contribuyentes nos hubiéramos ahorrado los miles de euros que anualmente a través de su partido recibe usted y que además de redondear sus ingresos como diputado por Valencia le permiten hacer una declaración de bienes y rentas que sonroja a propios y extraños.

Todo eso y mucho más hubiéramos evitado si Esteban González Pons estuviera haciéndonos reír como monologuista en cualquiera de los miles de bares españoles.

En mi opinión señor Pons, aquí no sobran genéricamente políticos. Quienes en cambio sí sobran son los tipos que con sus ocurrencias y payasadas hacen un daño tremendo a una mayoría de ciudadanos que trabajando decentemente, incluidos numerosos dirigentes del PP, en silencio y con eficacia son asimilados a personajes de tercera que como usted, estando llamados por vocación, predisposición y habilidades a ganarse el jornal levantando carcajadas en el escenario de cualquier bar, en cualquier lugar del mundo, sin embargo nos amargan el día a día de la política nacional, sin que nadie se lo pida, con sus ocurrencias, por cierto cada vez menos graciosas.

Atentamente, Plumaroja & Los Genoveses.

1 comentario:

  1. NO SE QUE TIENE ESTE ESTEBAN QUE CADA VEZ QUE LO VEO Y ESO OCURRE CADA DIA MAS (CHAQUETAS AL TINTE,QUE SE DE POR ALUDIDO QUIEN DEBE DARSE)QUE ME PROVOCA UN TIC NERVIOSO,PUES SI ME PROVOCA ESE TIC SU CHULERIA AL HABLAR,EL VER COMO SE CREE PRIMO HERMANO DE DIOS Y ESCUCHANDOSE SUS PROPIAS IMBECILIDADES SOMO SI ÉL FUERA EL ORACULO DE LOS DIOSES.
    PUEDE DECIR QUE SI,QUE EFECTIVAMENTE TIENE RAZON SOBRAN POLITICOS ,PERO LOS POLITICOS COMO EL.

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