martes, 27 de diciembre de 2011

La mala salud de la monarquía

José Manuel Martín Medem || Periodista.
Publicado en Crónica Popular
¿Qué significa la foto sobre la mesita del fondo, durante el mensaje del rey, en la que Juan Carlos está escoltado por el presidente del PP y el secretario general del PSOE? ¿Van a un gobierno de coalición o hacia una manera todavía más bipartidista de gobernar para romper definitivamente el pacto de la transición y garantizar la continuidad de la monarquía?
rey_felipeLo mejor es jubilar a Juan Carlos y colocar en el trono al pánfilo Felipe.
En aquel pacto ofrecieron una democracia controlada y un poco de bienestar a cambio de la impunidad para el franquismo y para los negocios de la nueva oligarquía. No lo cumplieron (ley electoral, dominación de los medios de comunicación, concentración del poder económico y dependencia de Estados Unidos) y ahora lo rompen para imponer el golpismo financiero que ya ha violado la Constitución y va a cambiar el modelo de Estado mientras destruye la escasa protección social que tanto nos había costado conseguir.
Dice el rey en su mensaje de Navidad que su comportamiento debe ser “ejemplar”. No lo fue en el golpe constitucional del 23 de febrero de 1981 y no lo es ahora en el golpe de mercado contra la Constitución.
Dice también que “la justicia es igual para todos”. No es cierto. El artículo 14 de la Constitución establece que “los españoles son iguales ante la ley” pero el artículo 56 advierte que “la persona del rey no está sujeta a responsabilidad”.
El mensaje del rey asume (“con sinceridad y realismo”) el proyecto para transformar España (Informe Everis) que hace un año le anunciaron las grandes empresas y los bancos con mayor poder. La oligarquía le explicaba, en su manifiesto golpista (cambiar la Constitución sin pasar por las urnas), que “termina un ciclo y empieza otro que exige cambios estructurales urgentes para modificar el ámbito constitucional e imponer un nuevo modelo de Estado”. Es lo que el rey denomina en su mensaje “un planteamiento global cuyas líneas maestras y medidas concretas corresponde diseñar, desarrollar y aplicar a los responsables políticos y a los agentes económicos y sociales”. Sin contar ni con la voluntad popular ni con la soberanía nacional.
El Informe Everis exigía a los ciudadanos “capacidad de sacrificio” y el monarca advierte que “la recuperación exigirá sacrificios”. ¿Qué significan esos sacrificios? Lo que ya sabemos: que el más feliz no es sólo el que más tiene sino el que además paga menos impuestos. Los banqueros y los empresarios reclamaban la bendición de la Corona y el rey les anima en su mensaje a “trabajar con rigor y convicción”.
rey_capateroyrajoyMariano Rajoy se reune con Jose Luis Rodriguez Zapatero para el traspaso de funciones. ©Partido Popular
No es una casualidad que el abogado José Manuel Romero Moreno, encargado por el rey Juan Carlos de investigar el daño que le podían hacer a la Corona los negocios de Urdangarin, sea precisamente el secretario del patronato del Real Instituto Elcano que preside el príncipe Felipe y que se financia con las aportaciones de la gran banca y de las empresas más fuertes. El club de los privilegiados (los mismos del Informe Everis) que orienta las políticas para el golpe de Estado del gran poder contra la democracia.
El nuevo pacto puede ser el del rey con el poder económico y sus gestores políticos. Si en la transición la monarquía necesitaba un poco de democracia para establecerse, ahora a la oligarquía sólo le sirve el rey si colabora en la operación para imponer una nanodemocracia y un bienestar bonsái.
Un poco de democracia en la transición para que arrancase la monarquía y ahora menos democracia todavía para su continuidad. Tienen que resolver lo que el rey reconoce cuando dice en su mensaje de Navidad que “me preocupa enormemente la desconfianza que parece estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones”. Pero tienen un problema. En el gran poder emerge la opinión de los que consideran que, para que no aumente peligrosamente el desprestigio de la monarquía por el procesamiento y posible condena de Urdangarin, lo mejor es jubilar a Juan Carlos y colocar en el trono al pánfilo Felipe.
La situación económica no puede mejorar con el golpe de Estado financiero y la salud de la monarquía tampoco a pesar de que el rey presuma de “mi salud, felizmente recuperada”. Dime lo que me niegas y estaré más seguro de lo que me parece. En Zarzuela hay mala salud política y personal. En Moncloa saben que la economía va a reventar. La foto de la que hablaba al principio significaría que en el gran poder piensan que puede llegar a ser necesario un gobierno de coalición (o alguna otra forma de colaboración bipartidista) para desmontar la democracia en beneficio de los negocios y de la sucesión en la monarquía. Sin olvidar que, cuando no le sirva, la derecha política y económica dejará caer a la Corona.

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