lunes, 12 de marzo de 2012

Lo público y lo privado en el caso Urdangarin


De nuevo, medios de comunicación y pequeñas manifestaciones populares han entrado en acción con la llegada del caso Urdangarin a la fase de declaraciones ante el juez instructor. Del comentario “pobrecito Iñaki qué demacrado está” a la puerta del juzgado de Palma de Mallorca, a los exabruptos “¡chorizo!” y otros, gritados en la calle.
08_undagarinEl juez instructor, José Castro, ha rechazado imputar a la Infanta Cristina, pese a ser beneficiaria de un patrimonio dudoso. ©Juan Manuel Herrera/OAS
Son muchos los que condenan que la infanta Cristina y Urdangarin se hospedaran en el Palacio de Marivent, residencia oficial de los Reyes en Mallorca, y en el dela Zarzuela, a su paso por Madrid. De nuevo, la confusión mediática televisiva ha pretendido desviar la atención de lo principal: un miembro de la Corona está implicado a través del laberinto de empresas del Instituto Nóos, que dirige, en el juicio abierto por destino fraudulento de fondos públicos, mano a mano con los gobiernos del PP de Baleares y Valencia. La realidad pública es una: hasta el propio rey ha intervenido excluyendo a su yerno del protocolo dela Casa Real y defendiendo la misma justicia para todos los españoles en su último mensaje navideño.
Que juzguen los jueces
Estamos asistiendo a la confusión entre lo público y lo privado. ¿Por qué la familia real va a negar su asilo a miembros de su familia? Las informaciones tóxicas delegan en el pueblo una justicia que sólo corresponde a los jueces que, por mucho que algunas de sus sentencias resulten dudosas y no compartidas, no deja de ser  uno de los tres poderes constitucionales. Aunque dé mucho que pensar que el juez instructor, José Castro, haya rechazado imputar ala InfantaCristina, pese a ser beneficiaria de un patrimonio dudoso, y negado un careo entre Urdangarín y su exsocio. ¡Sólo faltaría que volviéramos a la Plaza Mayor de ciudades y pueblos marcadas en siglos pasados por el escenario de la ejecución de reos condenados sin defensa! Aquellas plazas convertidas en salón urbano donde se exponía a los reos a la vergüenza pública, la picota y la horca con ejecuciones aplaudidas por la muchedumbre.
Que la crisis, las medidas de Gobiernos incompetentes y la caducidad de la monarquía  no sean rebajadas a la categoría del cotilleo. La propia reina Sofía cayó en un vicio mediático cuando fue a visitar a su hija a Washington. No por desplazarse a dar apoyo a la infanta en momentos difíciles tintados de sospecha, cualquier madre lo habría hecho, sino por retar a la inteligencia ciudadana posando con su hija y yerno ante la cámara de una revista del corazón. Un desafío propio de monarquías del pasado. Una provocación. El paraíso palaciego aleja de la democracia. La demostración pública del apoyo de una reina hacia la familia desvela sus intereses por la sucesión.
Descomposición
La familia real se está descomponiendo. Empezó mal con el juramento de fidelidad del príncipe a los Principios Fundamentales del Movimiento. Todo un regalo del dictador que fue reconocido por la Transición cuyo anhelo por la democracia excedió su generosidad con demasiadas concesiones por parte de la izquierda. La izquierda de hoy ya no acepta confusiones. Sigue reclamando una república que la Historia le debe.
El poder impuesto  por el dictador que quiso gobernar después de muerto con una monarquía designada a dedo saltándose la línea sucesoria acaba salpicando a la descendencia con la falsedad y la mentira, aprovechadas éstas, por qué no decirlo, por partidos políticos mayoritarios deseosos de gobernar.
Todavía hoy, en plena crisis, el gobierno político sigue mimando a una monarquía de legitimidad dudosa, a  los paraísos fiscales y a la capilla de una iglesia oficial de un pasado fascista que enriqueció sus arcas por desviar la mirada ante la falta de libertades, las condenas a muerte y la tortura. Una iglesia que cubrió bajo palio al dictador y que abusó de su poder introduciendo en las familias, las escuelas y la sociedad el ideario de la sumisión al consabido “siempre ha habido ricos y pobres…, arrodíllate y reza”. La misma iglesia que hoy, en plena crisis, no paga impuestos y que bendijo los matrimonios de los descendientes de la familia Real.
Tiempo de República
La pereza intencionada y cómplice con el pasado de los sucesivos Gobiernos bipartidistas en reconocer que corresponde recuperarla República con un cambio constitucional mantiene un jefe de Estado nunca elegido. No se trata de arremeter contra el presupuesto de la casa real, es muy probable que cualquier presidente de Gobierno, tal y como están las cosas en términos de corrupción y derroche, gastaría lo mismo. La cuestión es que la sociedad española no siga viviendo en la falsedad. La mentira debilita a los países, mina el espíritu crítico y conduce a la decadencia, facilitando la penetración de las dictaduras, hoy, la de los mercados que aprovecha el dispendio de ayuntamientos, comunidades autonómicas y Estados para meter mano dura en las democracias.
Crónica Popular

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