martes, 24 de julio de 2012

¡LLEGÓ EL MOMENTO DE AVANZAR JUNT@S!


El 19 de julio las calles de España se inundaron de indignación frente a las agresiones neoliberales que el Gobierno del PP y la Unión Europea ejercen contra la mayoría de la población. El Gobierno de Rajoy, gracias a la reforma exprés de la Constitución, debe anteponer el pago de la deuda pública a todo lo demás y exigir una determinada cifra de déficit, lo que ahoga a las personas y lamina el Estado del bienestar. Por eso, la Constitución social ha muerto.
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El Reino de España está obligado a pagar su deuda y, como no se distingue entre deuda pública y privada, el Gobierno afirma sin piedad y sin vergüenza que no hay dinero. El rescate de los bancos, además, incrementa el déficit publico de forma exponencial, de manera que para pagar intereses en realidad privados hay que ahorrar, es decir, hay que recortar pensiones, dependencia, prestaciones por desempleo, salarios y empleos públicos y, también, hay que recortar en sanidad y educación. La reforma constitucional fue impuesta por Alemania, la Unión Europea y los mercados pero, curiosamente, solo Italia y España la llevaron a cabo.
Los tecnócratas de Bruselas y el Gobierno de Alemania han decidido intervenir el Reino de España. El peaje que impone la troika (CE, BCE, FMI) será todavía más duro, se impondrán más recortes y se hará pagar al pueblo hasta el último céntimo de los préstamos de bancos, grandes empresas y Estado. Pero lo podemos evitar, de hecho lo tenemos que evitar, sabiendo que frenar esas políticas antisociales exigirá también sacrificios, luchas y esfuerzos.
Que esta crisis es una estafa lo sabe ya casi todo el mundo. Esta crisis es, además, un gran negocio para unos pocos, a saber: banqueros privados, gestores de fondos financieros, especuladores, grandes corporaciones de la industria médica y farmacéutica, grandes aseguradoras privadas y fondos de pensiones privados. Pero esta crisis-estafa-negocio sería imposible sin la colaboración entusiasta de quienes sostienen y defienden este corrupto sistema, a saber: grandes medios de comunicación, centros de pensamiento neoliberal, poderes legislativos y ejecutivos… todos ellos defendiendo la injusticia institucionalizada de la socialización de la deuda privada y de la deuda ilegítima.
Todas las medidas que el Gobierno del PP ahora está imponiendo forman parte de la privatización de lo público para convertirlo en negocio privado. La eliminación de empresas públicas, consorcios, mancomunidades, ayuntamientos, transportes públicos y servicios sanitarios y asistenciales tiene como único objetivo que el Estado deje de prestar dichos servicios y éstos sean adjudicados a empresas, consorcios, aseguradoras, fondos de pensiones y fondos de inversión, todos ellos absolutamente privados.
Pero este virus no es nuevo. La privatización es una consecuencia de la victoria de la revolución neocon, de la claudicación de la socialdemocracia a la “Tercera Vía” y, en nuestro continente, del acervo legislativo de la Unión Europea, que es en sí todo un grueso e incomprensible tratado de economía neoliberal, neoclásica y neocapitalista. Esa es la Europa que nos han construido y esto, por respeto, hay que decírselo y explicárselo a los millones de personas que, bien con el cuerpo, bien con el espíritu, estuvieron el jueves 19 en las calles de toda España para decir: ¡¡basta ya, hasta aquí hemos llegado!!
¿Hay dinero para el Estado social? ¿Hay dinero para construir una sociedad nueva, más justa y equitativa? Sí, hay dinero; pero está en los paraísos fiscales, que ocultan un 28% aproximadamente del PIB mundial. Hay dinero, sí, pero está en las entidades financieras, que no tributan por los movimientos de capitales a escala internacional. Hay dinero, sí, pero en España está en las SICAV, un apaño de paraíso fiscal para que los ricos no paguen apenas impuestos.
Así pues, después del 19J podemos afirmar que queda todavía mucho camino que recorrer. Necesitamos la unidad de acción que el 19J se dio entre todas y todos los de abajo, las clases populares, la clase obrera. Tiene que quedar claro que nuestros enemigos son los bancos y sus amigos. Nuestros enemigos son los poderosos no elegidos democráticamente, que son los que realmente mandan.
Los ricos, los de arriba, tienen declarada una guerra de clases contra los de abajo, clases medias y populares, y para reubicarse en el cambiante sistema-mundo necesitan liquidar el Estado social y los derechos laborales, pues para competir con las nuevas potencias emergentes necesitan precarizarnos, empobrecernos, asustarnos y, así, esclavizarnos. Esa es la madre de todas las batallas sociales. Por eso, los agentes políticos que teorizaron que ya no había lucha de clases, nos anestesiaron y nos vendieron. Hay lucha de clases y los ricos lo tienen muy claro. Si ahora deseamos sobrevivir con dignidad y vencer, debemos saber que las clases populares –obreras y trabajadoras- existimos y debemos converger sindical, social y políticamente para hacer frente a los que nos quieren dominar y explotar. Sabiendo, eso sí, que hay una nueva segmentación social formada por el nuevo precarizado urbano con titulaciones universitarias, por los autónomos –algunos más esclavos todavía que muchos asalariados- y por el gran grupo de desempleados, cada vez más numerosos, excluidos y perseguidos. Hay ahora más motivos que nunca para movilizarse.
El colchón social del bienestar está desapareciendo. El neoliberalismo y el neo-españolismo son un engaño. Necesitamos coherencia política y, por tanto, fuerzas socio-políticas de fiar, enraizadas con las y los de abajo, con las nuevas y viejas clases obreras. Gente que no haga una cosa en la oposición y la contraria cuando gobierna. No debemos fiarnos jamás de las derechas conservadoras, pues ellas sí tienen claro en qué lugar de la lucha de clases están, pero saben engañar y dividir muy bien, además de amedrentar, reprimir y asustar.
Por tanto, hay que avanzar hacia la rebeldía, hacia la ilusión por el cambio real, por la defensa de la democracia y de lo público, hay que luchar por una nueva Constitución para las personas, con un régimen que respete la soberanía popular y que busque el reparto y la justicia. Ya hay en marcha procesos de lucha y calendarios de movilizaciones, que deben ser compartidos y co-decididos. Hay procesos de reagrupamiento político muy interesantes. Comienza a oírse un clamor para construir un frente de izquierdas anti-neoliberal en el Estado español. Frentes cívicos, agrupaciones de constituyentes, etc., todo es interesante y toda piedra hace pared, pero vamos a converger ahora, pues ahora resulta imprescindible. Nadie de la izquierda real debe quedar fuera de ese frente unitario. No es tiempo de personalismos sino de horizontes amplios y de generosidad para pensar en colectivo y en plural.
La Plataforma Estatal en Defensa del Estado del Bienestar y de lo Público, de la que sindicatos mayoritarios y muchos movimientos formamos parte, puede ser una buena lanzadera, aunque debiera ser mucho más amplia y recoger a más sectores sociales, así como plantearse también la reconquista de la soberanía popular y del reparto social. La huelga general que viene debe ser global, de profunda movilización cívica, de mayor duración y más combativa.
Grupo Comunicación Construyendo la Izquierda

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