lunes, 2 de julio de 2012

Una estrategia para un Frente de Izquierdas (SYRIZA, FRONT DE GAUCHE)


La evolución de los acontecimientos financieros podría provocar un cambio tectónico en la situación social, económica y también política del país, incluida la hegemonía de los partidos mayoritarios. Esto podría producir un vacío de poder impensable hasta ahora. Es necesario construir un espacio político amplio y unitario al margen del neoliberalismo con capacidad de aglutinar a sectores sustanciales de la población. Hay poco tiempo.

27_picornel_steinko©Joan Picornell
No es suficiente crear este espacio sólo utilizando argumentos racionales (explotación económica, desigualdad social) y argumentos morales (la insolidaridad de las oligarquías, el egoísmo de los ricos). Ambos son imprescindibles, pero hay que encontrar un aglutinante o catalizador emocional que una todas las reivindicaciones en un “discurso” comprensivo para sectores muy amplios de la población. Esto es esencial, sobre todo, para conectar con las clases populares. Hay varias alternativas que se barajan hoy (“República”, “Democracia”, “Pueblo”, “Los de abajo” etc.). No está claro el alcance real de cada una de ellas.
El agrupamiento de todos los espacios antineoliberales no va a producirse de forma espontánea. Los estallidos espontáneos de rebeldía e indignación no se pueden descartar, entre otras cosas porque forman parte de la cultura política española (ver recientemente el 15-M pero también las movilizaciones contra la guerra, etc.). Tienen que existir actores organizados y coordinados con una relación lo más estrecha posible con el tejido ciudadano, incluido el mundo del trabajo. No siempre es necesario que estos actores sean “visibles”: no se trata tanto de banderas o siglas. Tal vez sea más apropiado hacer todo lo contrario: crear un esqueleto que estructure dicho movimiento, le de un rumbo político antineoliberal para que la rebeldía se pueda transformar en avances hacia otro modelo social, político y económico. No parece realista apostar porque la indignación o la agudización de la situación social vaya a llevar espontáneamente a una salida por la izquierda, no es admisible “esperar acontecimientos”. Puede suceder todo lo contrario, que la salida sea por la derecha o que se creen espacios políticamente estériles como “Los Piratas” alemanes o algunos sectores del movimiento 15-M.
La forma más realista es avanzar de forma inductiva: partir de los espacios organizados o semiorganizados que ya existen, reforzándolos y coordinándolos pero también creando otros nuevos (“nuevas teselas” para un gran espacio tipo mosaico) destinados a ganar a sectores y ciudadanos aún reticentes para un proyecto unitario y antineoliberal. También es fundamental encontrar mecanismos de coordinación de las diferentes piezas del mosaico. Este espacio plural es el que podría generar una dinámica de incorporaciones y apoyos adicionales. No parece realista hacerlo sólo de arriba a abajo, es decir, lanzar un llamamiento más a la ciudadanía para que se “una” mucha gente. El llamamiento tiene que apoyarse en un tejido ya estructurado detrás, esté más o menos visible, incluido todo lo que se ha o está construyendo, que es bastante aunque insuficiente.
Una coalición tipo Front de Gauche o Syriza
Izquierda Unida no tiene capacidad de cubrir todo ese espacio, aún cuando desde la incorporación de Izquierda Abierta o de los Ecosocialistas de Murcia se haya convertido efectivamente en una “coalición”. El espacio tiene que ser bastante más amplio e incluir lo que hoy representa Izquierda Unida como una de sus columnas.
El resultado debe ser más bien una coalición de tipo Front de Gauche en Francia o Syriza en Grecia
El resultado debe ser, en el plano electoral, más bien una coalición de tipo Front de Gauche en Francia o Syriza en Grecia, con las particularidades españolas que habría que precisar. Esta coalición tiene que solucionar varios problemas para conseguir generar a su alrededor un movimiento social que genere un apoyo continuado a la misma, estar respaldado por una ciudadanía todo lo activa y organizada posible. Algunos de ellos son ¿cómo elegir a los candidatos y cómo incorporar a los “no organizados” en ninguno de los partidos o espacios que lo integran? En el plano de los movimientos sociales el objetivo es crear una plataforma de movimientos ciudadanos que, siendo autónoma de los partidos, avance en su articulación política en un sentido antineoliberal. La politización de los sindicatos es otra pieza clave de este proceso. No está claro cómo se puede integrar todo eso: las Mesas están intentándolo.
Las circunstancias están imponiendo un escenario de coordinación espontánea similar a este. Las Mesas son una pieza madrugadora de este mosaico: tienen que redoblar sus esfuerzos unitarios, reunir recursos para seguir funcionando y extender su propuesta. La creación de Izquierda Abierta pluraliza Izquierda Unida y la creación de un espacio socialista antineoliberal autónomo, que se recluta de militantes y votantes socialistas que no están dispuestos a pasarse a IU y que, desde su nacimiento, plantea la necesidad de crear una amplio frente de izquierdas, está dando frutos prometedores. Está despertando el interés de sectores socialistas antineoliberales políticamente dormidos hasta ahora y que ahora se están activando con más fuerza de la esperada. Éste es un hecho esencial pues el grueso electoral de izquierdas sigue votando al PSOE. La Plataforma para la defensa de los servicios públicos y las diferentes “mareas” son espacios de acercamiento entre ONGs y sindicatos mayoritarios que también apuntan en este sentido. Hay que impulsar este tipo de procesos: acelerarlo pero no partiendo de la nada sino de todo lo que ya está en marcha. El siguiente objetivo son aquellos sectores que se encuentran fuera de la órbita de los sindicatos, del 15-M/ONGs y de los partidos en general.
El aglutinador debe ir más allá si aspira a extender su hegemonía por encima de los espacios progresistas tradicionales
El esquema izquierda-derecha puede y debe estar en el núcleo de este espacio: la cultura política española y europea aún se sustenta en buena medida en él aún cuando haya sufrido una erosión debido al desprestigio de los partidos y las promesas incumplidas. Pero el aglutinador debe ir más allá si aspira a extender su hegemonía por encima de los espacios progresistas tradicionales, preferentemente entre las capas urbanas ilustradas y los grandes sectores populares abstencionistas. Hay que precisar un escenario de cómo hacerlo, es decir, cómo incorporar a los sectores de la población que no vienen de la cultura política de la izquierda -muchos despolitizados- pero que sufren las consecuencias de la crisis (autónomos tradicionales, nuevos autónomos, clases medias desclasadas, trabajadores de las pymes, pequeños empresarios etc.) a este bloque. Este espacio/bloque social no puede ser, en cualquier caso, sólo electoral: la lucha institucional (jurídica, política, mediática) no se puede ganar sólo con votos. Parece más prometedor iniciar un contacto individualizado con estos espacios/sectores que hacer un llamamiento sin más en espera de que se sumen: no es tan fácil que acudan por mucho que se haya agudizado la situación (además: otros harán otros “llamamientos” competidores).
Una línea de trabajo podría ser la combinación entre dos estrategias coordinadas: una por abajo y otra por arriba. La estrategia “por abajo” consistiría en reforzar la creación de espacios nuevos en la izquierda alternativa con un programa antineoliberal. Aquí resulta decisiva la consolidación de un espacio organizado socialista y antineoliberal. Si sigue así no se puede descartar la posibilidad de la celebración en España de un gran mitin internacional de los socialistas antineoliberales que cuente con la presencia de los pesos pesados del socialismo antineoliberal europeo El mantenimiento de la llama de las Mesas o su incorporación a un proyecto similar pero más amplio también se hace necesaria. Habría que ver qué otros“espacios” podrían irse ganando para un frente amplio
La estrategia “por arriba” consistiría en ir dándole un formato unitario a todo este conglomerado de espacios: los discursos a desarrollar, las formas de funcionamiento, los “grandes nombres”, el encaje del tema constituyente-republicano etc. Tiene poco sentido intentar hacerlo sin la participación de los espacios creados “por abajo”: hay peligro de que se quede en un acto voluntarista. Aunque hay un trabajo propio que hay que hacer a este nivel: hay que crear un grupo de reflexión “por arriba”: un grupo de personas con buenos contactos que empiece a trabajar.
Es urgente reforzar o construir ofensivamente el polo federalista
Hay que abordar ofensivamente la cuestión nacional: la crisis puede crear fuertes tendencias centrífugas que le den un respiro a la derecha españolista y a una gran coalición con participación de los socioliberales a costa de la izquierda alternativa estatal.
La crisis puede crear fuertes tendencias centrífugas que le den un respiro a la derecha españolista
Entre dos polos se abre una franja política relativamente indefinida: el del nacionalismo federalista o federalizante y el del independentismo de izquierdas. Este último tiene un objetivo estratégico: formar un Estado propio. Este es un objetivo antitético con el nuestro por mucho que la lengua, las identidades y la ambigüedad del concepto de “autodeterminación” sugieran lo contrario. Es urgente reforzar, o, mejor, construir ofensivamente –y no sólo reactivamente como sucede ahora- el polo federalista para que se genere una nueva dinámica en relación con el tema nacional, su redefinición, un nuevo reparto de cartas.
Esto no se va a conseguir emulando al segundo polo como se ha hecho hasta ahora, sino abordando de forma ofensiva cuestiones tales como la lengua (plurilingüismo), el contenido redistributivo de la solidaridad entre nacionalidades, la necesidad de reforzar el poder estatal frente a los mercados financieros y, naturalmente, la democratización del Estado en todas sus esferas. Es un programa que enlaza con la dinámica constituyente y con el tema republicano, que también tiene una dimensión emocional: hay que construir una identidad republicana y multinacional.

Armando Fernández Steinko y Carlos Martínez García. “Construyendo La Izquierda”.



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