miércoles, 13 de febrero de 2013

PAGAR POR TRABAJAR

Charles Chaplin

Por increíble que resulte, la realidad, a veces, supera a la ficción. En esta España nuestra, en pleno siglo XXI, hay trabajadores que pagan por trabajar. 
Una empresa de Torrevieja (Alicante), que gestiona una histórica infraestructura hostelera, ha venido cobrando 10€ diarios a sus camareros por atender las mesas en que se sentaban los clientes. El explotador que ejerce de empresario se vanagloriaba ante sus trabajadores de tener lista de espera para ocupar el puesto de quien protestara. Lo peor es que un abogado laboralista de CCOO desaconsejó la denuncia a un trabajador despedido por no haberla hecho cuando aún mantenía la relación laboral. No mostró el mínimo interés por conocer lo que estaba pasando en esta empresa y ningún interés por denunciar los hechos a la autoridad laboral. Bien haría CCOO de Alicante en preocuparse por el funcionamiento de su asesoría jurídica.
Cada día de la semana, al final de la jornada, los trabajadores de esta empresa entregaban a su jefe un billete de 10€ con independencia de que les hubiera ido bien o mal y aun sin haber vendido nada les tocaba pagar. Así los 365 días del año, con la excepción de los días no trabajados, una docena al año, dado que era bien difícil disfrutar de vacaciones y/o festivos en tales condiciones. Lo curioso es que los trabajadores firmaban un contrato laboral regulado por el convenio de hostelería de Alicante, pero ese contrato era mucho más que papel mojado. Solo servía para aparentar normalidad ante la junta directiva que rige los destinos del histórico establecimiento. Echemos cuentas y podremos comprobar como mensualmente este canalla se embolsaba 300€ de cada trabajador, con los que atendía las cotizaciones sociales. Un negocio redondo en el que los trabajadores no solo no cobran sino que pagan.
Puede que esto parezca extraordinario pero no es el único caso en que una empresa explota a sus trabajadores más allá de lo acostumbrado. Aquí, bien cerca de nosotros, hay experiencias para todos los gustos y algunos empresarios frecuentan la iglesia buscando el perdón a su pecado de avaricia. Yo mismo he comprobado como varios jóvenes participantes en dos módulos de formación y empleo superaban diariamente la jornada establecida en su contrato ante la falsa promesa de una posible contratación. Por supuesto, de la empresa en cuestión no recibieron ni siquiera palabras de agradecimiento y hay quien fue conminado a pagar algún elemento roto accidentalmente. Quien rigió los destinos de la patronal en la comarca de Puertollano también siguió presuntamente el modelo Arturo Fernández en el pago a sus trabajadores. Es un consuelo pensar que distinguidos prohombres de Ciudad Real, empresarios que se consideraron intocables lloran ahora su desgracia por los rincones. Como dice el refrán, a cada cerdo le llega su San Martin. Llegará, amigos, llegará.
Pero ¿Por qué reaccionan así los empresarios españoles? La respuesta es más que evidente: se limitan a atender las enseñanzas de sus líderes.
Cuando Juan Rosell, actual presidente de CEOE, insatisfecho con la Reforma Laboral vigente propone leña al mono, al que viste de azul, hasta que arda, está animando a sus discípulos a vulnerar la Ley, suponemos que cuando desautoriza las cifras de paro y dice que no son reales es porque será conocedor de situaciones de fraude. Cuando Arturo Fernández, vicepresidente de CEOE, paga presuntamente en negro casi el 50% del salario de sus trabajadores, incluidos los del Congreso de los Diputados, se convierte en el ejemplo a seguir. Cuando el hijo de José María Cuevas, otrora presidente de CEOE, ha sido detenido en el marco de la operación Caballo de Troya por delitos de blanqueo, contra la Hacienda Pública e insolvencia punible, está invitando al resto a creer en la impunidad de una de las castas más dañinas que tiene este país, los empresarios. La guinda del pastel es quien nos invitaba a trabajar más y cobrar menos para sacar a España de la crisis. Gerardo Díaz Ferran también presidió la CEOE y duerme ahora entre rejas. Hay quien asegura con sorna que estar en la dirección de CEOE es estar en la antesala de la cárcel.
Claro que estos angelitos no son los únicos que dan ejemplo de cómo avasallar diariamente a los trabajadores. También figuran en este escogido grupo empresarios modelo como Juan Roig, presidente de Mercadona, o Amancio Ortega, presidente de Inditex. A estos pájaros les llueven los premios día sí y día también y sin embargo tienen en su haber conductas más que condenables.
Juan Roig nos recomienda trabajar como chinos y también reclama más calado en la Reforma Laboral. De el hemos sabido que figura en la lista de sobredadores que ha llenado las arcas del PP con dinero opaco, suponemos que para recoger después las mieles de una legislación laboral a la medida de sus deseos. Amancio Ortega prefiere otras latitudes para hacernos ver cómo entiende las relaciones laborales. Solo hay que darse una vuelta por las fábricas de Asia o América Latina que proveen a su imperio para descubrir el mundo que preparan para los trabajadores europeos.
Dadas las circunstancias actuales convendría que los sindicatos de clase adaptaran su acción sindical a las características del “enemigo de clase” y de la coyuntura que ahora vivimos. Ya no es tiempo de pelear por mejorar un convenio colectivo o defender un derecho, ahora es tiempo de pelear por darle la vuelta al modelo de relaciones laborales porque esa es la batalla en la que está la contraparte, la derecha política y la derecha económica.
Plumaroja

1 comentario:

  1. No des ideas que al final acabamos todos por tener que pagar al sacrosanto "emprendedor" que nos deja usar sus instalaciones para estar a resguardo de las inclemencias del tiempo unas horas al día. Gasta c... que esto esté pasando en pleno s.XXI, claro que con las cifras del paro controladas por los gobiernos (administradores de la finca de los señoritos) no me extrañaría que estas situaciones fueran cada vez a más.
    Saludos

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