domingo, 1 de septiembre de 2013

CCOO-UGT: UN PASO POR DETRÁS

Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez
A principios de verano el FMI se descolgó con la recomendación de que en España se deberían bajar los salarios un 10% para que, en contrapartida, se crease más empleo; el comisario europeo para asuntos económicos Olli Rehnn salió inmediatamente en apoyo de la propuesta.
Conviene recordar dos o tres cuestiones: el FMI, si se ha destacado en algo ha sido en llevar a la catástrofe económica y social a los países europeos en los que ha intervenido durante lo que llevamos de crisis, sin que sus medidas y propuestas hayan solucionado ni uno solo de sus problemas. Además, el FMI no es precisamente un experto en mercados laborales, mucho menos de cada uno de los mercados laborales específicos existentes en los países de la UE, demostrando en su trayectoria no superar las banalidades de un manual de economía aplicada de tercera fila.
El comisario Rehnn ha realizado y realiza una gestión de los asuntos económicos de la UE total y absolutamente nefasta, dirigiendo con mano firme su retroceso económico y alargando innecesariamente la crisis. Lo que uno modestamente no logra entender es que se les haga el más mínimo caso y se les tenga la más mínima consideración.
Esta vez hay que reconocer que gobierno y oposición, patronal y sindicatos, han reaccionado unánimemente en contra, si bien con diferentes matices. José Luis Leal aclaraba la verdadera posición del FMI, mucho más matizada que la aireada por los medios de comunicación, pero señalaba que “la economía española no puede plantearse su futuro sobre la base de un aumento de la productividad basado únicamente en la reducción de empleo o en la disminución de los salarios nominales”. De hecho, debe tenerse en cuenta que la productividad de una economía, o de una empresa, depende de tres factores fundamentales: a) la inversión, tanto directa como indirectamente productiva, es decir, incluyendo salud, educación, investigación, transporte, vivienda y un acceso a niveles de consumo razonables; b) la organización de la producción y del trabajo; c) el factor trabajo en sí. El insistir en el “mantra” de reducciones salariales y recortes de derechos y condiciones de trabajo no lleva a ninguna parte.
En el río revuelto de la propuesta del FMI ha surgido una nueva ofensiva patronal contra las ya maltrechas condiciones de vida y trabajo de los asalariados españoles, a través del presidente de la CEOE, Juan Rosell, planteando la necesidad de recortar atribuciones a los trabajadores (recortar sus derechos) dentro de las empresas y del vicepresidente y presidente de CEPYME, Arturo Fernández (conocido presunto delincuente laboral y presunto defraudador de Hacienda) sacando de nuevo a la luz la necesidad de introducir los mediáticamente famosos “mini-jobs” a la alemana, donde por cierto hay seis millones de personas subsidiadas; es decir insistiendo en la reducción salarial y el empeoramiento de condiciones de vida y trabajo sin contrapartida .
Así comienza el curso económico y laboral. Los sindicatos van, una vez más, un paso por detrás y parece que, como es habitual, a la defensiva. Pero esto no un problema entre cúpulas (sindicales y patronales) sino de todos los trabajadores y de todos los ciudadanos.
Plumaroja

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