viernes, 25 de julio de 2014

"ENTRE DOS FUEGOS"

Antonio G. Santesmases. Catedrático de Filosofía Politica de la UNED

Para entender lo ocurrido las últimas semanas en el Partido Socialista hay que buscar claves interpretativas que nos permitan dar un sentido a las pasiones puestas en juego por los contendientes, a las expectativas defraudadas de los derrotados y a los objetivos cumplidos por los vencedores. Es evidente que los hechos no son neutros y, según sea la clave que utilicemos, veremos la realidad de una u otra forma. Por ello antes de recordar los hechos quiero traer a colación dos interpretaciones que nos ayudan a entender lo que estaba pasando en el mundo socialista.
Pérez Tapias ha defendido con claridad la memoria republicana del PSOE y la necesidad de una reforma de la constitución donde se pueda celebrar un referéndum sobre la forma de Estado.
Pérez Tapias ha defendido con claridad la memoria republicana del PSOE y la necesidad de una reforma de la constitución donde se pueda celebrar un referéndum sobre la forma de Estado.
La primera es del 26 de junio de 2014. Estamos en la víspera del día en que las distintas candidaturas tienen que presentar los avales que les permitan participar en la jornada del pasado 13 de julio. En un periódico de la mañana Luís María Ansón escribe un artículo que marca muy bien la interpretación desde la perspectiva del liberalismo conservador. El artículo se titula Un diez para Rubalcaba y en él se afirma: “Se perdería el sentido de la justicia si no se reconociera a un hombre clave en la operación sucesoria: Alfredo Pérez Rubalcaba. Testigo de la Transición, el dirigente socialista reverdeció el sentido de aquella operación política: el pacto de Estado entre el centro derecha y el centro izquierda para los grandes asuntos nacionales. Rubalcaba logró embridar a algunos potros desbocados de su partido. Logró que todos se sumaran al pacto de Estado. En medio de las contradicciones internas que zarandean al PSOE y a pesar de la decadencia electoral del partido, el líder socialista demostró que es un peso pesado de la política. La operación sucesoria se hubiera hecho en cualquier caso pero de forma precaria. Las abrumadoras mayorías de consenso se alcanzaron gracias a la habilidad de Rubalcaba, gracias a su sentido de Estado y a su compromiso con el espíritu de la transición.”1
En el otro espectro del cuadro político el día después de la elección por los militantes del PSOE, un analista en las antípodas de Ansón, José María Antentas, afirma: “Quienes suspiramos para relegar al PSOE a los libros de historia nos confrontamos a una tarea también inédita. A la posibilidad de ver realizado el eterno sueño imposible. Aquello que siempre habíamos deseado por necesario pero también por imposible… ver tambaleándose al PSOE es a la vez hermoso y fascinante. No se contempla cada día algo así. Pero el espectáculo no durará eternamente. O acabará enderezándose o caerá. Sí, el PSOE puede enderezarse. Nunca hay que subestimarlo. Entonces nuestro sueño terminaría en la más cruel de las pesadillas. Se evaporaría tan pronto como llegó. Ver cerrarse la brecha abierta, ver desvanecerse las posibilidades existentes será tan cruel como descorazonador. Sí, el PSOE puede caer. Entonces lo imposible sería factible, lo inimaginable sería real. Se abriría un escenario tan inaudito como lleno de futuro. Tan vertiginoso como apasionante.”2
Tengo la impresión de que entre Luis María Ansón y Jose María Antentas se han movido, probablemente sin saberlo, los militantes del PSOE a la hora de votar; los dos analistas elegidos reflejan posiciones que sirven para explicar a modo de exageración pedagógica lo ocurrido; ninguno de los dos es militante del PSOE y probablemente no le han votado nunca, pero ambos tienen una interpretación muy nítida del lugar que debe ocupar el PSOE en nuestro sistema político. En un caso se agradecen los servicios prestados y se concede la máxima calificación: gracias al PSOE hay una monarquía asentada; en otro se produce el mayor repudio y se piensa que es posible alcanzar un sueño: asistir a la desaparición del Partido Socialista, a su caída definitiva, para que pueda emerger una izquierda auténtica.
El 25M y la abdicación del rey
Vayamos ahora a los hechos. El 25 de mayo se celebran las elecciones europeas y el resultado es sorprendente por el éxito impresionante de una nueva formación política que ha logrado alcanzar cinco diputados. El éxito de Podemos, la caída del Partido Popular y del Partido Socialista, el crecimiento limitado deIzquierda Unida, de UPyD y de Ciutadans, el fracaso de Vox, la consolidación de ERC, van marcando un panorama lleno de incertidumbres que provoca al día siguiente la dimisión de Rubalcaba como secretario general del PSOE y la convocatoria de un congreso extraordinario los días 26 y 27 de julio. En los otros partidos no se produce nada semejante. Toda la atención sigue focalizada, a pesar de todo, en el análisis del éxito dePodemos y en los retos del próximo otoño en Cataluña. En el PSOE comienza el debate sobre los procedimientos a emplear para elegir al nuevo líder.
Pero de pronto, cuando el PSOE está en plena discusión acerca de si la elección del nuevo secretario general debe ser competencia de los delegados al congreso o de todos los afiliados se produce un hecho inesperado que cambia toda la agenda política. El 2 de junio, mientras está reunida la comisión ejecutiva del PSOE para aprobar que sean los afiliados los que elijan al nuevo secretario general, se produce la abdicación del rey. Desde el 2 hasta el 19 en que se produce la ceremonia de coronación el debate público se polariza en torno al tema de la monarquía; un tema en el que vuelven a aparecer todas las luces y las sombras del proceso de transición. Con un hecho nuevo. Así como el Partido Nacionalista Vasco mantiene la posición que siempre ha tenido en relación al consenso constitucional del 78, no ocurre lo mismo con el Partido Comunista de España ni con Convergencia Democrática de Cataluña.
Sólo el Partido Popular (como heredero de Alianza Popular y en parte de UCD) y el Partido Socialista mantienen el consenso del 78; UPyD Ciutadans se suman. A partir de entonces las dos interpretaciones que simbolizan Ansón y Antentas van cogiendo fuerza. Conforme más elogian los Ansón a Rubalcaba -los hay en su éxtasis monárquico que piden un Toisón de Oro para recompensar su esfuerzo-, más desazón invade a los militantes socialistas que ven que cómo la consigna de que “el PP y el PSOE” son lo mismo se visualiza en un tema de enorme trascendencia emocional. Y lo perciben de esa manera porque es tal el despliegue que pone en marcha la operación de legitimación de la monarquía que es imposible que no se sientan afectados. Se mueven los grandes medios de comunicación, las fundaciones formales y los encuentros informales, las elites políticas de la transición y los intelectuales, los creadores de opinión y los historiadores. Algún día habrá que estudiar con detenimiento toda la propaganda emitida en aquellas fechas en las que se trataba de legitimar lo dado como la única salida racional posible.
Resurgimiento de Izquierda Socialista
Es tal la presión mediática que los dos candidatos a la secretaría general del PSOE, que en ese momento son diputados, nada dicen en la reunión del grupo parlamentario en la que se debate la posición a tomar. Madina y Sánchez callan pero dentro de la militancia comienzan a emerger esos potros desbocados a los que se refería Ansón. Son esos potros los que van a posibilitar el gran resultado de Pérez Tapias y el resurgimiento deIzquierda Socialista.
Le sugiero al lector que retenga una imagen. Cuando se están celebrando los fastos de la coronación Pérez Tapias está en Asturias en la cuenca minera, homenajeando a las víctimas del franquismo. Desde el momento de la abdicación el candidato de Izquierda Socialista ha defendido con claridad la memoria republicana delPSOE y la necesidad de una reforma de la constitución donde se pueda celebrar un referéndum sobre la forma de Estado; reforma en la que los socialistas hagan valer los principios republicanos.
Ese mensaje cala en muchos militantes socialistas, comprometidos durante años con la recuperación de la memoria histórica, militantes que durante los últimos meses han visto en las Casas del Pueblo y en los Ateneos de innumerables poblaciones el video Maestras de la república, impulsado por el sindicato Fete-Ugt y que ha merecido un premio Goya. El tema de la memoria histórica está ahí y por más que se intente neutralizarla aludiendo a una supuesta política accidentalista del socialismo histórico, en cuanto se tocan las fibras sensibles vuelven a aparecer los derrotados en la guerra civil y los valores republicanos. La memoria socialista existe y juega un papel mucho más importante de lo que muchos desearían.
Es evidente que no es la única, ya que durante estos años hemos constatado que existen distintas memorias que pugnan por hacerse presentes; no son equivalentes la memoria del anarquismo, del comunismo antiestalinista, del republicanismo liberal, del nacionalismo vasco, del nacionalismo catalán o del nacionalismo gallego. Cada uno tiene su lectura de los hechos y unos recuerdan a Durruti y otros a Azaña, unos a Andreu Nin y otros a Castelao, unos al presidente Aguirre y otros a Carrasco i Formiguera. Todas estas memorias están ahí y en determinados momentos vuelven a aparecer, con motivo de los actos de rememoración que se desarrollan, al cumplirse determinados aniversarios.
Es un hecho, sin embargo, que también son muchas cosas las que han cambiado. La memoria del PCE de la transición ha desaparecido. Los hombres que protagonizaron aquella época (Carrillo, Camacho, Sánchez Montero, Azcarate) han fallecido. No es el caso del PSOE. Algunos sí han fallecido (Peces Barba, Gómez Llorente) pero otros siguen activos como Felipe González o Alfonso Guerra. En la transición el PCE era el partido de los veteranos y el PSOE el partido de los jóvenes. Hoy, el PSOE sigue teniendo en sus filas a los protagonistas de la transición y el PCE e Izquierda Unida dan paso a una nueva generación (¿qué tiene que ver el planteamiento de Alberto Garzón en su libro sobre la Tercera república con los líderes comunistas de la transición?).
El hecho es que, ausente el nacionalismo catalán y producida la evolución en Izquierda Unida, la operación sucesoria, como veía bien Ansón, caía sobre el PSOE y abría una ventana de oportunidad a los que soñaban y sueñan (como Antentas) con su desaparición. Aquí aparecía el dilema para los tres candidatos (qué olvidar y qué recordar). Y por ello los tres recurrieron a la historia de distinta manera.
Los cierres de campaña de los candidatos
Pedro Sánchez cerró su campaña en Sevilla en homenaje a aquellos jóvenes andaluces que un día, hace ya cuarenta años, produjeron la renovación del socialismo y sellaron su imagen como partido ganador. Se trataba de todo un homenaje a la generación de Suresnes. Su mensaje era optimista. En el video de presentación (¿Quién es ese tal Pedro Sánchez?) aparecían todos los elementos imprescindibles: juventud, amor por el deporte, buena presencia, pasión por el teatro. La imagen era tan glamurosa que días después los expertos en publicidad se fueron al otro extremo y presentaban a los militantes socialistas como gente con casta luchando en los comedores sociales, parando los desahucios, asesorando a las víctimas de las preferentes y solidarizándose con los que sufren.
Madina remitía a otra memoria. No eran los jóvenes andaluces, que consiguieron llegar al gobierno en muy poco tiempo, sino los socialistas vascos que sufrieron muchos años de cárcel como Rubial o los que luchando en el País Vasco por la libertad sufrieron atentados terroristas (como el propio Madina). El mensaje era mucho más duro. En el caso de Sánchez se trataba de sumarse al optimismo del vencedor, del triunfador, del que trae buenas noticias y promete volver a ser un partido ganador. En el caso de Madina había que hacerse cargo de un pasado de dolor, de lucha, de resistencia a una dictadura y de confrontación con el terrorismo.
¿Puede un líder político ganar unas primarias haciéndose cargo del dolor acumulado o tiene que ocultar las penas y transmitir ilusión, esperanza, optimismo? Así como para entender lo que nos ha pasado habrá que leer con detenimiento lo que muchos escribieron apasionada y apresuradamente tras la abdicación, los expertos en marketing político tienen a su disposición un gran material viendo y comparando los videos de los dos candidatos que aspiraban a la secretaría general del PSOE. Ninguno de los dos era muy conocido; tuvieron poco tiempo para difundir su mensaje y las imágenes que transmitían fueron decisivas. Por mucho que operen los aparatos de una organización una votación de más de cien mil personas tiene mucho de incontrolable y las imágenes cuentan más que las palabras, los rostros más que los conceptos.
Pérez Tapias, como señaló con acierto un humorista del diario La Vanguardia, era el malo y lo era porque era mayor, defendía el derecho de consulta y apoyaba un federalismo plurinacional. Era el malo que con su presencia inesperada, con el éxito alcanzado al conseguir los preciados avales, permitió que el proceso fuera creíble. Jugó sus bazas con tal habilidad que todo el mundo decía al día siguiente del debate que el más sólido, el más solvente, el más preparado, era el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. Si estuviéramos en un país donde los columnistas leyeran deberían haber sabido que no estaba improvisando, que la seguridad que transmitía se debía a una obra escrita muy considerable donde había ido dando cuenta de su análisis de la situación del socialismo español. Pero eso ya es pedir demasiado. Eso requiere tiempo y algún esfuerzo intelectual. Pérez Tapias era el invitado que nadie esperaba y acabó siendo el vencedor moral en el debate entre los tres candidatos. Eso sí, añadiendo la coletilla de que el tercero en discordia brillaba más porque no tenía ataduras y podía hablar con más libertad. Argumento sorprendente porque si eso fuera así, cada vez que hay un debate en el parlamento deberíamos constatar que el tercero en discordia es el que más brilla. Nunca he oído semejante cosa.
Vuelven los dos fuegos
¿Y ahora qué? Pues ahora vuelven los dos fuegos. Madina no lo sufrirá porque ya ha anunciado que no pondrá dificultades, que no hará ninguna crítica, que no interferirá de ninguna manera. En el caso de Sánchez todos los que comparten las tesis de Ansón ya se han apresurado a mostrar su disconformidad con el voto contrario a Juncker y a mirar con lupa cualquier aproximación a las tesis del PSC. Y en el caso de Pérez Tapias son muchos los que intentarán que toda la ilusión levantada sea sepultada. Para los que quieren el PSOE de Ansón y para los que sueñan como Antentas con la desaparición del PSOE, Pérez Tapias es el hombre que sobra. Sobra para los que quieren asentar al PSOE en el consenso entre los dos grandes partidos. Para alcanzar este objetivo es imprescindible que una posición de izquierdas influyente que mantenga el republicanismo, el federalismo y la plurinacionalidad no se consolide.
Para los que piensan que la equiparación entre el PP y el PSOE es un acierto, y sueñan con ocupar el espacio vacante, también sobra cualquier izquierda influyente dentro del partido socialista.
No sobra Pérez Tapias para los casi veinte mil militantes que le han votado, a pesar de no tener detrás ningún aparato regional, a pesar de ser el candidato de los márgenes y a pesar de ser el tercero en discordia; y no sobra porque ha logrado abrirse camino logrando el imposible de tocar la fibra emocional de muchos militantes del PSOE que no se reconocen en el pasado de Andreu Nin ni de Durruti, ni en el del joven Santiago Carrillo o en el de Companys; son militantes que sí se reconocen, sin embargo, en Azaña, y en Fernando de los Ríos, en laInstitución Libre de Enseñanza y en el Pablismo, y están hartos de que les equiparen con la derecha. Repudian las puertas giratorias, han luchado por la escuela pública y por el laicismo, han defendido a los sindicatos y tienen una identidad distinta a la de la izquierda anticapitalista, a la del nacionalismo independentista, a la del viejo PCE y también a la de los que se identifican genéricamente con el pueblo frente a la casta. No han nacido el 15 M. Vienen de muy atrás. No tan atrás como los que defienden la personalidad milenaria de Cataluña o los que reivindican 1492 pero sí al menos de un pasado que remite al 14 de abril de 1931.
Tienen una identidad republicana y socialista que Pérez Tapias ha sabido encarnar admirablemente. Ahora le toca hacer algo aparentemente más sencillo pero mucho más complejo en la práctica, ya que tiene que intentar dar continuidad a ese esfuerzo, tiene que conseguir que ese entusiasmo que ha suscitado no desaparezca. Conociendo su capacidad creo que lo logrará. Los dos fuegos que simbolizan Anson y Antentas no afectan solo al nuevo secretario general del PSOE, afectan también a Izquierda Socialista y al hombre que sobra.
  1. Luis María Ansón “ Un diez para Rubalcaba”, El Mundo, 26 de junio 2.014
  2. J. M. Antentas “Salvar al soldado PSOE”, Público, 14 de julio 2.014.
* Publicado en VIENTO SUR

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