miércoles, 11 de marzo de 2015

La Anticipación en los Tiempos de Crisis

Marina Durán Luna 
No hace falta más que darse un "garbeo" por páginas, propuestas e invitaciones que flotan por las Redes Sociales como Facebook, para constatar aquello que dijo W. Rings: "(...) que la inseguridad de la espera y el futuro produce la necesidad de un saber (hasta ahora nunca había oído hablar de la "Crisis de la Constitución del 78 en el gym) y de un hacer utilitario (ni había visto mi barriada oscura como boca de lobo, con eso del "Apagón de lo indignados" de ayer)".
El cielo está cambiando, y la sociedad también.
Lees artículos de opinión, cartas de sindicalistas indignados ante el monstruo neoliberal y qué no pueden responder a las fauces del PP desde sus federaciones. Propuestas municipales o regionales políticas, -cada una de su padre y de su madre-...y, uno llega en este batiburrillo, a la determinación de que el verdadero dominio del "Mito" en la España de hoy, lo constituye el ámbito de las anticipaciones y planificaciones de toda clase, o sea, la esfera de las acciones, al decir de Bolher.
"La sugestión de la espera de futuro es tan poderosa, que la mayoría de los hombres se extasían al oír la palabra "PLANTEAMIENTO". Los Sindicatos abriendo diálogo social, despejando las incertidumbres de éste mediante plataformas como Cumbre Social y las correspondientes mareas de la Nación. Eso sí: los indignados en las Asambleas de Barrio entre sillas plegables y botellas de agua o circuleando a lo Podemita (o no, todos sabemos que a los círculos le han salido esquinas).
Es humano, muy humano. El planteamiento de futuro, es un impulso “instintivo”, una coacción biológica ciega. Nace de la angustia y la inseguridad, y al mismo tiempo de la esperanza de la liberación de estas y se vigoriza por las fantasías, igualmente forzosas, del progreso externo, por la necesidad de poder de los círculos dominantes o dirigentes.
El Inem y los desempleados, con Internet como alternativa de auto-empleo mientras los empresarios se frotan las manos después de la derogación de lo acordado en el Pacto de Toledo años ha. Qué estos del PP qué ni Atila... vaya, en fin... y todas y todos, aquí y allá con el síndrome agudo de propensión al pronóstico: bien vía encuestas bien vía bola de cristal. ¿Lo asombroso? Es, que nos lo creamos. Yo la primera, y es que... como dice el refrán "la esperanza es lo último que se pierde", una esperanza de raíz psíquica de índole universal: la esperanza de futuro.
Entonces comienzan los dobles discursos: "esto entre tú y yo" "esto que no salga de aquí"..... vaya las opiniones en petit comité, y es cuando te das cuenta de dos cosas:
Bolher la definía así: "La fe en que la realidad se deja transformar fundamentalmente, la convicción de que la fe de futuro desaparecerá por completo para dar paso a la esperanza, que la realidad actual, con su mezcla de placer y disgusto, de alegría y sufrimiento, será reemplazada por una realidad, en que las contradicciones de la existencia desaparecerán, mediante la total eliminación de los aspectos negativos" Tela, para reflexionar un ratito. Y, es que somos de un cándido que clama al cielo... Insisto, yo la primera. 1) Que el presente se halla por completo desvalorizado: primero por ser miserable y segundo, porque nos ilustra que planteamientos del pasado no se han hecho realidad, y que esa esperanza de futuro, y que ahora sé ve allá a lo lejos, se ha quedado en eso planteamiento o anticipación.
En plata, el mito viviente, es un ardid de la naturaleza para mantener despierta la actividad vital, la meta jamás será alcanzada... ¡Ay, la meta!.. pero se producirán cambios, y eso es lo interesante, el cambio, y eso es que lo que me hace seguir creyendo a días... por eso son los movimientos idealistas, los que mantienen la lucha... dan sentido a mi vivir mirando no como un nuevo Adán, pero sí como una nueva Eva.
2) Que los artífices de la acción, o planteadores de acción, esos del "entre tú y yo" "esto que no salga de aquí"... también son víctimas de esa coacción biológica ciega, de esa espera mesiánica secularizada en siglas de partidos, sindicatos y movimientos sociales. Y lo peor de todo, es que no advierten la pérdida de su libertad, la renuncia a la satisfacción de los instintos naturales y a un comportamiento libre de objetivos no sujetos al programa del Partido, al idearium del Sindicato, a lo acordado en "Círculo color lombarda que corresponda en cuestión". Tampoco advierten el peligro que corre la independencia espiritual del individuo y, con ello, la democracia, esto es, no ven la contradicción a la que se encaminan.


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