viernes, 4 de noviembre de 2016

¡A MI LA LEGIÓN!

Fotomontaje de Cospedal con uniforme de la Legión
"Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tal leal compañera
"

A la luz del nombramiento de la Cospe como Ministra de Defensa, esta estrofa del "Novio de la muerte", himno de La Legión, cobra un nuevo significado que los castellanomanchegos conocemos bien.

Menos mal que Blanquita, toda una celebrity durante el mandato de Bono como Ministro de Defensa (¡copiona!), ya nos dejó porque, de lo contrario, acabaría doblemente como una cabra. Su sucesora, que debutó en el pasado desfile del 12 de octubre acaparando todas las miradas por su paso marcial, seguro que será más del agrado de la nueva Señá Ministra, ya que ostentar el bravío nombre de Miura es un puntazo para caerle bien a alguien que allá por 2011, siendo Presidenta de Castilla-La Mancha, declaró la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural (BIC) por confluir en ella "los valores históricos, artísticos y etnológicos que la hacen merecedora de la protección".

Si, amigos legionarios, créanme cuando les digo que a partir de ahora ese destino suyo de tan solo sufrir, será compartido, sea en tierra, mar o aire, por el resto de miembros de las Fuerzas Armadas españolas.

Según establece la Ley Orgánica 5/2005, de la Defensa Nacional, de entre las funciones que le corresponden a la Ministra de Defensa (dirige la actuación de las Fuerzas Armadas bajo la autoridad del Presidente del Gobierno, determina y ejecuta la política militar, desarrolla las directrices y disposiciones reglamentarias que adopte el Consejo de Ministros) dos me tensan especialmente. En primer lugar, dada su tendencia innata a defender y justificar las cosas hechas en diferido, aquello de que asiste al Presidente en la dirección estratégica (la dirección estratégica requiere planificación y decidir por adelantado qué hacer, cómo hacerlo, cuándo y quién lo va a hacer) de las operaciones militares. Lo segundo, que dirija la Administración Militar una experta y firme defensora en adelgazar, hasta lo anoréxico, y privatizar cualquier administración pública que caiga en sus manos.

Menos mal que la Constitución, que encomienda a las Fuerzas Armadas la misión de "garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional", establece asimismo que corresponde al Rey el mando supremo de las Fuerzas Armadas y, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz, porque de lo contrario, con el genio que se gasta la señora Cospedal, en España seríamos más de ofensivas que de concordias.

Mª Dolores que, parrafeando a Juanes, tiene "la mantilla negra porque negra tiene el alma", podrá volver a lucir dicho complemento, peineta incluida, como hacía en los desfiles del Corpus de Toledo pero ahora ya sin ningún miedo, porque ante el mínimo abucheo o signo de desaprobación por parte del pueblo ingrato, le bastará con el grito de "A mí La legión", para que, con razón o sin ella, acudan todos en bloque a defenderla impelidos por el espíritu de disciplina, número ocho del Credo legionario, que los obliga a cumplir su deber y obedecer hasta morir.

¡Qué suertuda! 

Teresa Suárez
Publicado en DCLM

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