jueves, 24 de noviembre de 2016

NO VEO LA SEXTA

Antonio G Ferreras y Ana Pastor, estrellas de La Sexta
El sábado, víspera del 20 N, decidí que no volvería a ver la Sexta. Es insoportable tener que aguantar todos los días la sobredosis de noticias sobre corrupción y el modelo productivo español que, según la cadena de las sombras, esta basado en la construcción y el turismo.

Como dice mi amiga Rosi: En lo que estás, es lo que pasa. El equipo de García Ferreras nos muestra cada jornada las miserias de este país. Es más importante sacar a Rita Barberá que contar la labor de la Organización Nacional de Trasplantes o el CNIO. Los avances contra el cáncer, apenas interesan. Hay que resaltar, con el énfasis adecuado, la lamentable fuga de cerebros a otros países de nuestro entorno.

La tele de Ferreras, Évole y Wyoming me provoca ansiedad y mal rollo. España no es un país atrasado y lleno de corruptos. El pasado año, la Nación de los tres jinetes de la Apocalipsis acabó como el octavo exportador mundial de vehículos. Es más importante para la cuota de pantalla contar las andanzas de Bárcenas y de los Puyol. También, que no se nos olvide, hay que incidir en otro asunto de corrupción como el de los ERE porque tiene más impacto que la investigación biomédica en Andalucía. No quiero decir que haya que ocultar la corrupción, que debe ser denunciada en los medios y perseguida por la justicia, pero tampoco debe tratarse como si en España no hubiera otras noticias positivas para los ciudadanos. Como dijo Fernán Gómez y lo repito con frecuencia con mis colegas EL PRINCIPAL DEFECTO DEL ESPAÑOL ES EL DESPRECIO POR LO SUYO.

Las mujeres y los hombres de la Sexta están bien entrenados. Se recrean en la podredumbre sin ningún tipo de complejo.

Les gusta más hablar con sus invitados de aeropuertos vacíos que de los satélites que fabrica su amada patria. En sus agendas no figuran las luces de las nacionalidades y regiones.

¿Saben estos ilustres ignorantes qué mercancías exportamos a diversos países de nuestro entorno?

En la coyuntura mediática que nos ha tocado vivir, son necesarias las teles públicas para poder contar las otras verdades de las Comunidades Autónomas que tienen escasa presencia en las privadas.

Charo Cospedal manifestaba recientemente al diario El Mundo que le daba pánico que la gente pudiera pensar que ha conseguido el puesto de una mujer influyente en Biotecnología por ser hermana de María Dolores. Rosario, está al frente de Genómica, una de las empresas genéticas más importantes de Europa. Cuando puede, se refugia en El Bonillo pequeño pueblo del Campo de Montiel.

Para la nueva generación de periodistas de la Sexta y otras cadenas privadas, la vida de Rosario interesa menos que la de María Dolores, ministra de Defensa.

A la audiencia se le ofrece estos días la carnaza ministerial. Después vendrán los viajes de Sánchez. Los heraldos negros roban la ilusión y provocan desolación.

Pelayo

publicado en DCLM

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